Acondicionan una casa de Cristina para la prisión domiciliaria

Personas de confianza de Cristina Kirchner airearon e iniciaron reparaciones en un chalet que la expresidenta tiene en la calle Mascariello 441, Barrio Jardín, en Río Gallegos. Esa residencia está sin habitar, tiene 892 m2, y es uno de los posibles lugares en los que la líder del peronismo cumplirá prisión domiciliaria.

 

Son horas decisivas para la mujer que gobernó Argentina 8 años y que fue parte de un ciclo compuesto por cuatro gobiernos. Muchos periodistas porteños, e incluso el mismo entorno de Cristina, especulan con que se está a las puertas de la confirmación de su condena a 6 años por corrupción con la obra pública en Santa Cruz.

 

Una nota de La Nación señaló que mañana lunes a la tarde los jueces de la Corte Suprema tienen agendada una reunión. Esto generó suspicacias. Otros señalan al martes como el día en que se conocerá el fallo del máximo tribunal de Justicia del país. La Corte rechazó inlimine (sin más trámite), la semana pasada, el pedido de Cristina para apartar al juez Lorenzetti. Votaron los tres jueces.

 

La dirigente está condenada en una causa iniciada en 2016, en la que se investigó si el empresario Lázaro Báez resultó beneficiado con la adjudicación de 51 obras públicas viales con fondos nacionales en la provincia de Santa Cruz entre 2003 y 2015 y si hubo sobreprecios, demoras injustificadas o trabajos inconclusos.

 

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 la condenó a la pena máxima por administración fraudulenta, que tiene una escala de 2 a 6 años. Esa sentencia fue confirmada en noviembre de 2024 por la Cámara de Casación.

 

Los fiscales sostuvieron que hubo un direccionamiento desde el Gobierno nacional de obras en favor de la empresa Austral Construcciones, propiedad de Báez, con licitaciones manipuladas, condiciones extraordinarias, sobreprecios y sin controles de incumplimientos. 

 

Cristina marcó, entre otras cosas, que las obras investigadas ya habían sido analizadas por la Justicia de Santa Cruz y que no se la podía juzgar 2 veces por el mismo hecho, un fundamento que fue rechazado por la Corte Suprema. 

 

El fallo del Tribunal fue apelado ante la Cámara Federal de Casación Penal, la que luego confirmó la condena. La defensa de la ex presidenta presentó un recurso extraordinario federal para acudir a la Corte Suprema, pero la Cámara de Casación rechazó este recurso. Frente a esto, presentó un recurso de queja ante la Corte Suprema, que es el que se resolverá en las próximas horas.

 

La exmandataria le ha dicho a su entorno y a los principales dirigentes del peronismo nacional que le ratificarán la condena e irá a prisión. Cumplir la pena en la cárcel o en su casa depende de los jueces de ejecución. Hay seis supuestos para conceder una prisión domiciliaria. Uno de ellos es “cuando un detenido supere los 70 años de edad”, y Cristina tiene 72 años.

 

Los otros supuestos son “Cuando la permanencia en un establecimiento del servicio penitenciario le impida al detenido tratar adecuadamente una enfermedad”; “cuando el detenido padezca una enfermedad terminal”; “cuando a un detenido con discapacidad el encierro le implique un trato inhumano”; “a una mujer embarazada”; “a la madre de un menor de 5 años o de una persona con discapacidad”.

 

La también exvicepresidenta tiene un departamento en Recoleta, Buenos Aires, aunque se presume que no es un espacio que elegiría para cumplir su condena, la que se dará a días de que anunciara su candidatura a legisladora provincial por la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires, un territorio en donde ella y el peronismo siempre tuvo alta adhesión. De fallar la Corte como se presume, la sentencia condenatoria estará firme, por lo cual tendrá que estar en prisión y no podrá ser candidata, ya que además el fallo le impide ejercer cargos públicos.

 

Es un enigma inquietante lo que puede ocurrir una vez que Cristina quede privada de la libertad, en un país que atraviesa un trance con muchos frentes abiertos, y en donde ella es la figura más popular de la oposición. Aunque tiene un alto rechazo en la sociedad, también es muy fuerte la adhesión.

 

“Lo que nunca me van a perdonar es que en esos 12 años y medio pudimos lograr los niveles de desempleo más bajos, pero también la participación de los trabajadores más alta en toda la historia del PBI nacional. Más del fifty-fifty, 50, que siempre tuvo el peronismo”. “Tenemos que tener en claro que nuestra obligación, como militantes nacionales y populares, es la de no llorar sobre la derecha derramada, sino de volver a organizarnos”, fueron frases que lanzó ayer en Corrientes, en un acto.

 

Allí, adonde llegó para acompañar a Martín “Tincho” Ascúa, intendente de Paso de los Libres y candidato a gobernador por el peronismo, habló de su posible prisión: "Salió el anuncio ( de la candidatura) y se desataron los demonios. Comenzaron a pedir desde todos lados que me metan presa, eso es lo que uno lee. No hay que enojarse, hay que estar atentos… a que me metan presa. Todo esto con editoriales que dicen: ‘ay no, está acabada, acorralada’. ¿Pero si estoy tan así, por qué no me dejan competir y entonces me derrotan políticamente? A ver, dale. Dale, a ver. Mirá como tiemblo”, declaró.

 

 

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