"No hay padres ideales", la idea que "sana heridas"

El libro “Hijos adultos de padres emocionalmente inmaduros”, de la psicóloga Lindsay Gibson, vendió más de 1,2 millones de ejemplares y es un éxito en ventas en Estados Unidos, a una década de ser publicado. 

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“Cuando entendés que la inmadurez emocional es un fenómeno, lográs un poder conceptual sobre tu experiencia. Ya no vas a reaccionar automáticamente. En cambio, podés visualizar el problema, dejar de tomarlo como algo personal, ver que tu padre tiene problemas con la intimidad emocional o que no controla su angustia. La psicoeducación permite que las personas empiecen a mirar a sus padres de una manera diferente, no para etiquetarlos, sino para entender las limitaciones y reconciliarse con la idea de que no hay padres ideales. Eso sana heridas y permite cambios”, explicó Lindsay Gibson.

 

“Todos tenemos necesidades profundas de conexión, de ser vistos y validados por los nuestros. Y cuando el padre no puede generar un vínculo profundo, ese niño queda abandonado en un lugar de soledad emocional”, ha descripto.

 

La autora trasladó a ese libro sus 30 años de consultorio. Contó el momento en que escuchando a un paciente quedó “asombrada por la inmadurez de los padres. El papá actuaba como alguien de cuatro años, y su madre como de 14. De pronto, se volvió claro: estaba lidiando con padres que, psicológicamente, eran menos saludables que sus hijos. Fue como decir, ¿por qué estas personas están en terapia?”.

 

En una entrevista con ABC News, contextualizó que “sus padres tienen problemas mucho más serios, y están proyectando culpa y negatividad en sus hijos, confundiendo y fomentando síntomas, como depresión y ansiedad”.

 

Por eso, planteó “dejar de asumir que son personas que crían desde una madurez emocional”. 

 

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